martes, 3 de enero de 2017

La triada de Ronaldo Nazario

La Triada es una de las lesiones más temidas por los deportistas de alto nivel. En este tipo de lesión de rodilla, también llamada la triada de O’Donoghue, se ven implicados prácticamente todas las estructuras no óseas de la rodilla, como son el menisco, los ligamentos laterales y los ligamentos cruzados, tanto anterior como posterior.
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Dicha lesión se produce a causa de una desaceleración brusca o frenada en seco, seguida de un cambio de dirección con la pierna de apoyo
En ese instante el pie del individuo se queda “clavado” en el suelo, produciéndose una rotación de la tibia sobre el fémur que no puede ser soportada por las estructuras de la rodilla, momento en el que se escucha el famoso “chasquido”, audible no tan solo por el propio individuo, sino que también por la gente de alrededor. Las consecuentes sensaciones tras la lesión son un dolor intenso en la zona de la rodilla junto con la sensación de inestabilidad en la articulación, lo que impide poder caminar
Debido a la cantidad de estructuras implicadas, es necesario realizar una serie de pruebas para diagnosticar el alcance de la lesión. Además de las pruebas físicas que lleva a cabo el médico, se realizan pruebas radiológicas de cara a descartar fracturas óseas, así como una resonancia magnética.

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DIAGNÓSTICO
A la hora de escoger el tratamiento, es necesario conocer el estado de cada uno de los elementos implicados en la lesión de forma individual en primer lugar y después en su conjunto. Por ejemplo, en las (perez, 2014)lesiones de ligamentos laterales de grado 1 y 2, no es necesaria la cirugía, debido a que cicatrizan espontáneamente. De este modo, cuando el estado de la rodilla mejora lo suficiente, se inicia la rehabilitación para ayudar a la regeneración del ligamento. En cambio, los ligamentos cruzados, siempre van a requerir de cirugía para su reparación, pues en este caso no se regeneran por sí mismos.
·                     En el caso del ligamento cruzado anterior se realizará la prueba del "cajón anterior" , y la prueba de "Lachman" . La de Lachman está reconocida como la prueba clínica de mayor sensibilidad (87-98%) para diagnosticar una lesión del LCA.
·                     Para valorar el estado del menisco medial se pueden realizar diferentes pruebas como por ejemplo; "prueba de compresión de Apley", "Mc Murray", "Bragard" y "Steinmann I y II"). Además puede aparecer dolor a la palpación directa, también al subir escaleras e incapacidad de ponerse en cuclillas.
·                     En el caso del ligamento lateral interno utilizaremos la prueba de "estrés de valgo", al forzar el valgo, veremos la amplitud de movimiento y si existe un aumento de laxitud considerable en comparación con la extremidad sana, es muy probable que el ligamento esté lesionado.


ANALISIS
Es de vital importancia iniciar tan pronto como sea posible, ejercicios de propiocepción y reforzamiento muscular (cuádriceps, isquiotibiales y gastrocnemios), incluso antes de la cirugía
A parte de eso, se debe mantener comunicación con el ortopedista, debido a que es él quien decide los avances en movilidad y carga en la rodilla, debido al compromiso del LCM.

REHABILITACIÓN
Debido a que hay tres estructuras comprometidas, puede ser que, en diferente nivel, no se puede seguir los protocolos comunes para la rehabilitación de LCA o LCM o menisco interno.
El LCM durante las primeras cuatro semanas, es muy sensible al peso, por lo que se debe realizar una buena prescripción de ejercicio.
1. La rehabilitación de una lesión de triada triste de rodilla, tiene muchos elementos de la rehabilitación común de LCA, LCM y MI; sin embargo, las fases de inicio a otras actividades cambian por la diferencia de recuperación en los tejidos
2. No se debe forzar la rodilla operada durante el primer mes, evitando de esta manera una posible lesión en el LCM recién operado.
3. Aunque el nombre de la lesión no resulte tranquilizante, es necesario conocer, como en cualquier otra patología, el mecanismo de lesión, qué función tienen las estructuras afectadas, las fases de recuperación de las mismas, y con esto, se logrará una recuperación completa con el deportista.
Protocolo de rehabilitación de Triada triste – Prequirúrgico

La rodilla por lo general se mantiene flexionada con un punto limitador de la extensión final doloroso (seudobloqueo).
Observamos dolor a la presión a lo largo del ligamento, más acusado en su inserción en el fémur.

Fase I
Conseguir la deambulación normal.
Reducir al máximo la hinchazón.
Movilidad completa.
Conseguir el control del cuádriceps
Crioterapia
Soporte de peso según tolerancia del paciente
Se hace uso de muletas hasta que el paciente logre andar sin cojera
Se inicia con ejercicios de movilidad articular
Ejercicios con extensión y flexión de rodilla
Se empieza inmediatamente con los ejercicios del cuádriceps
reducir al máximo la atrofia muscular.
La electroestimulación puede ser útil para reducir la inhibición muscular refleja.
Bicicleta estática

Fase II
Restablecer la fuerza de la pierna lesionada hasta aproximadamente el 80-90% de la fuerza de la pierna contralateral (no afectada).
Los ejercicios de fortalecimiento empiezan con subidas al cajón (altura de 10 cm) y sentadillas de 30º sin peso.
Extensiones de la rodilla con poca resistencia, press o curls (o flexiones) de piernas en un banco de cuádriceps convencional o en un aparato especial de resistencias.
Generalmente, se utilizan ejercicios con pesas más ligeras pero con un número mayor de repeticiones.
El dolor y la hinchazón recidivantes son signos indicativos de que el proceso de recuperación va demasiado rápido. Si se observan estos signos, se debe ralentizar el programa de fortalecimiento.
La puesta a punto aeróbica de la parte superior del cuerpo y de las extremidades inferiores mejora con la natación, la bicicleta estática y/o el aparato para subir escaleras.

Fase III
Completar el programa de correr.
Completar el programa de entrenamiento en habilidades específicas del deporte que practica el paciente.
El programa progresivo de correr empieza andando rápido y continuamente con jogging suave, correr en línea recta y sprints. A continuación, se realizan ejercicios de agilidad, entrenando las habilidades de cambios de dirección y pivotar (correr siguiendo la forma de un ocho, desplazamientos laterales, etc.).
Si se observa dolor o hinchazón se deben introducir los cambios oportunos en el programa.
El refuerzo continuo por parte del médico o fisioterapeuta es importante. El paciente debe estar informado en todo momento del progreso del programa de rehabilitación y se le debe indicar cuál es la forma apropiada de realizar los ejercicios.

Reincorporación a la actividad deportiva
Se permite la reincorporación a la actividad deportiva cuando el paciente obtiene resultados satisfactorios en una serie de pruebas funcionales, tales como correr una distancia larga, hacer sprints cada vez más rápidos, fintar y pivotar, y habilidades específicas del deporte que practica.

Plan de mantenimiento
Continuar con los ejercicios isocinéticos de fortalecimiento.
Continuar con los ejercicios de flexibilidad.
Continuar con los ejercicios de propiocepción.


Protocolo de rehabilitación de Triada triste – Postquirúrgico
Fase I
Post-operatorio I a II días
Reducir el dolor y la inflamación con medios físicos.
Comenzar ejercicios de movilidad temprana con énfasis en la extensión.
Enseñar al paciente la forma de usar las muletas.
Realizar ejercicios de cadena cinética cerrada los cuales permiten mayor estabilidad en la articulación y una acción muscular coordinada.


Fase II
2 a 14 días
Reducir el dolor y la inflamación con medios físicos.
Comenzar ejercicios de movilidad temprana con énfasis en la extensión.
Enseñar al paciente la forma de usar las muletas.
Realizar ejercicios de cadena cinética cerrada los cuales permiten mayor estabilidad en la articulación y una acción muscular coordinada.
Continuar con modulación de dolor y la inflamación a través de medios físicos.
Ejercicios para movilidad articular, alcanzar los 60° a las dos semanas.
Fortalecimiento de cuádriceps con isométricos.
Movilización de la patela
Estiramiento suave
Ejercicios de pantorrilla y musculatura cercana a la articulación.

Fase III
Este es el período de incorporación del injerto. Durante este tiempo el injerto debe protegerse de cargas violentas.
Obtener la ROM pasiva particularmente extensión 0-90º
Desarrollar un buen control muscular y la fuerza
Evaluar la articulación patelo-femoral para descartar displasia
Si la inflamación persiste continúan uso de hielo . Un derrame suele persistir hasta que el tono del cuádriceps se recupere.
Continuar con los ejercicios de cadena cerrada
El progreso se da aumentando el número de repeticiones , la duración de la contracción y más posición dinámica
Bicicleta estática, press de piernas, sentadillas trimestre 0-45º, pasos, natación.

Fase IV

6 a 12 semanas
Deformidad en flexión fija (la pérdida de la flexión)
Torcedura de tendón
Aumento de la laxitud del injerto
Incorporación del injerto está suficientemente avanzada para permitir potente actividad de la línea recta libre
Restaurar la fuerza total de la pierna
Restaurar la capacidad de resistencia de los músculos
Mejorar la coordinación y la propiocepción
Restaurar ROM 0-120 º

- Rehabilitación de cuádriceps:
Continuar con el control estático con énfasis en la resistencia por ejemplo: sentadillas de pared.
Concentración de Progreso movimientos más dinámicos, por ejemplo: zancadas y sentadillas paso medio.

- Rehabilitación de los isquiotibiales
Comenzar curls bajos de resistencia.
Continuar los ejercicios de estiramiento.
- Propiocepción

- El progreso de los ejercicios más dinámicos como
Paso a paso lateral
Junta de diapositiva
Ejercicios de agilidad
Mini-trampolín

Hinchazón persistente y la inflamación (por lo general relacionados con la OA preoperatoria o cirugía meniscal o problema patelofemoral).Irritabilidad patelofemoral.
Persistencia de la deformidad fija en flexión o pérdida de flexión.

Posibles complicaciones:
1 . Actividad no competitiva, por ejemplo: golpear una pelota contra una pared.
2 . Trabajo de fuerza general, por ejemplo: sentadillas con resistencia, prensa de piernas, flexiones de piernas y remo, trabajo en piscina.
3 . La propiocepción: Introducir el trabajo de agilidad, como carreras, conducción de balón, saltar la cuerda. Evite desaceleración súbita.
4 . Ejercicios y actividades específicas del deporte
5. Isocinéticos de alta velocidad.

Fase V
3 a 6 meses
Durante este tiempo el propio injerto sufre cambios fisiológicos y es inadecuado para la competición deportiva

Objetivos:
Incorporar más actividades específicas del deporte
Restaurar la agilidad y tiempo de reacción a la normalidad
Desarrollar la confianza del paciente posibles complicaciones
Irritabilidad patelofemoral
Regreso al deporte de forma segura y con confianza

Pautas de tratamiento:
• CCA de cuádriceps.
• Continuar con la progresión de los ejercicios específicos pliométricos y deportivos.
• Asesoramiento puede ser necesario en cuanto a la necesidad de modificaciones a ser capaz de volver al deporte

Fase VI
6 a 9 meses
Protocolo de RHB de menisco interno
Conclusiones
1ra semana
- Reposo absoluto.
- Hielo: 15 minutos cada dos horas.
- Posibilidad de electroestimulación del cuádriceps y la musculatura posterior (isquiotibiales).
- Ejercicios activos de extensión de la rodilla.
-Movimientos pasivos de la rodilla buscando la flexión, dentro del rango que nos permita la rodilla.
- Desplazamiento mínimo (siempre con muletas)
2da semana
- Desplazamiento con muletas (carga parcial)
- Hielo tres veces al día.
- Ejercicios activos de flexión de la rodilla (hasta 90º).
- Retirada de los puntos
3ra semana
- Movilización de la rótula
- Marcha sin muletas, reeducar la marcha.
- Ejercicios activos de flexión de la rodilla hasta el umbral del dolor.
- Ejercicios en piscina
4ta semana
- Flexión pasiva de la rodilla, forzándola, se suele trabajar entre los 90 – 110º.
- Entrenamiento propioceptivo y de equilibrio.
- Ejercicios para potenciación de la pierna.
- Inicio de trabajo con bicicleta, buscando insistir también en la extensión de rodilla.
Semanas Posteriores
- Ir forzando la rodilla hasta llegar a los rangos de movimiento habituales, tanto de flexión como de extensión.
- Ir aumentando poco a poco la intensidad de las actividades: trote suave, carrera, inicios de pliométricos.
- Los ejercicios propioceptivos son fundamentales para la correcta recuperación de la rodilla.
- Ejercicios de fortalecimiento de la musculatura anterior y posterior de la pierna.
Hielo para disminuir la inflamación




Bibliografía
(s.f.). Obtenido de https://www.operarme.es/noticia/33/lesiones-de-rodilla-la-triada/
Pérez, L. (5 de marzo de 2014).




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